viernes, 30 de mayo de 2008

Maternidad

No, no estoy esperando descendencia todavía aunque de esos menesteres precisamente les contaré hoy algunos detalles. Un compañero del laboratorio que se graduó el semestre pasado y actualmente está haciendo un post-doctorado y su esposa están esperando traer al mundo un nuevo habitante.

Él es el que me ha hecho las siguientes historias que más bien son torturas narradas, jajaja... La maternidad acá no es tan sencilla. Parto del hecho de que como el sueño de muchas japonesas es casarse y tener hijos que cuidar para no trabajar más (increíble pero cierto que en estos tiempos una sociedad tan "avanzada" para algunas cosas, esté tan atrasada para otras) ha hecho que los mismos ejecutivos vean como la cosa más normal del mundo que apenas las mujeres queden embarazadas ya no trabajen más y se dediquen a estar en casa. Evidentemente no les hacen contratos de trabajo, etc. Esta situación está cambiando pero hasta el momento, nada. Los extranjeros, acostumbrados a otra cosa, ven este fenómeno desde un punto de vista diferente, como es el caso de mi compañero.

Juzguen por ustedes mismos. El primer percance fue a la hora de contratar el hospital para el alumbramiento. Una vez que firmes el contrato para dar a luz en uno de ellos, solo lo podrás hacer allí. Esto hace que los futuros padres se interesen por las facilidades del hospital antes de cualquier cosa. Ellos querian visitar, ver, leer las facilidades antes de firmar en el hospital más cercano a su casa pero no pudieron ya que para hacer lo que ellos querían tenían que firmar primero, es decir, un ciclo que al final rompió mi amigo ya que visitó varios hospitales maternos y en todos los casos el procedimiento fue el mismo.

El segundo percance fue que la esposa fue despedida cuando su jefe se enteró de que estaba embarazada. No lo hizo inmediatamete pues le pudo haber traído problemas legales, pero sí lo hizo casi terminándosele el contrato.

La tercera y última amargura fue con los ultrasonidos. Ellos locos por saber el sexo de su bebé y los doctores poniéndoles pretextos y pretextos para no hacérselos. Siempre se lo prometían para la próxima consulta en la semana siguiente pero al llegar la ansiada consulta, lo mismo con lo mismo. Luego de hablar algunos de sus amigos que han pasado por la misma situación supo que eso es normal que lo hagan ya que temen a equivocarse y no hay cosa peor para un japonés que tener que reconocer una equivocación ai sucede y para evitarlo, no los realizan.

¿Qué les parecen estas historias? Agradecería mucho que hieran comentarios.