martes, 30 de octubre de 2012

Despedida 3/3: Lo indiferente


Lo indiferente:

Al inicio es un poco traumático pero poco a poco se va acostumbrando a que el espacio promedio de las habitaciones alcanza para todo. Cuando llegué vivía en un cuarto de 16 metros cuadrados y me sobraba espacio, por eso cuando nos mudamos para la casa donde vivimos el resto del tiempo, nos parecía un palacio en comparación a la de la mayoría de los amigos. Claro, si ya la nuestra nos parecía grande y centro de muchas fiestas debido a eso; la casa de otra pareja de amigos era como un palacio porque rompe totalmente con el estereotipo de casa japonesa, jajaja...

La moda juvenil causa risa durante las primeras impresiones, luego que se comienza a entender un poquito la sociedad, pasa a ser normal, ¿o tal vez el que pasa a ser normal es uno? No lo sé, jajaja...

A mí no me ocurrió mucho que digamos pero recuerdo bien clarito el primer día de Ladys en Japón y su constante desagrado por los olores de las comidas. Nada le gustaba, mucho menos las salsas y los fritos. Desde ese entonces ha llovido mucho y hoy por hoy los adora igual que yo. Exceptuando un par de encuentros con olores chinos y no japoneses, la paladar olfatoria se nos ha enriquecido mucho.

Los aguaceros son detestables porque una vez que comienza a llover no para durante horas y horas y horas, incluso días. No obstante, el tiempo es bueno después de todo porque por primera vez supe lo que era el otoño y la nieve ya que en Japón se disfruta de las cuatro estaciones del año y no solamente del perpetuo verano de Cuba.

Todo, absolutamente todo está esquematizado, planificado, organizado al detalle y si bien por una parte eso es bueno ya que sabes lo que debes hacer y lo que debes esperar; a veces te saca de los cabales cuando no entiendes o consideras que uno de los pasos no es correcto o que no tiene sentido su existencia.

Portar en la billetera tantas tarjetas de puntos es incómodo pero conveniente. Cuando menos te lo esperas te puedes "regalar" algo y confundir de paso a la psiquis.

La tecnología es tanta en cantidad y variedad que un geek como yo si no se desatiende un tín de ella se vuelve loco. Todavía quiero pasarme unos cuantos años más cuerdo así que poco a poco  fui perdiendo el deslumbramiento e incorporándola como una cosa más en mi vida.

Por muy ecologista que me considero, a veces me molesta mucha la hiper-clasificación que hay que hacer por acá para poder botar la basura. Es que la cantidad y la composición de los productos que se desechan es tanta que ponerlos en una categoría es casi una tarea de Hércules, además llevar el calendario porque no todos los días se puede sacar todo tipo de cosas, etc. No obstante creo que mi lado ecologista gana y hace que no me moleste tanto en pos de un bien mayor.

Bueno, hasta aquí esta entrada y este blog. Espero que le haya gustado y que en futuros proyectos al estilo me den un poquito más de apoyo.

Muchas gracias a todos...